La Izquierda del Siglo XXI. La Izquierda Libertaria.

15 de noviembre de 2006

La Red Hipercontextual. Parte X.

Parte X. Virtudes de los solares.

Al liberar un espacio, por pequeño que sea, de lo superficial, ese espacio se hace más hondo, más profundo, caben más personas, caben personas. Todo lo que se construye libremente hace más libres a los que construyen y pone más libertad más cerca de todos los otros. El problema es que las instituciones hacen uso de un espacio diferente de los valores que las sustentan, por tanto se hace imposible construir en las instituciones y únicamente queda generar en el -solar- donde están los valores. Por ejemplo, en el seno de una universidad, la Uned, que no sólo reproduce los esquemas jerárquicos comunes, sino que en esa verticalización además existe una gran distancia geográfica, temporal, entre cada uno de los estadios de esa jerarquía, tal espacio físico está abolido: la universidad, en la Uned, únicamente se encuentra donde uno estudia, donde uno lee, donde uno aprende.

Es en virtud de esa atomización que l@s alumn@s tenemos tan poca incidencia en el desarrollo de nuestra universidad y fundamentalmente porque las características de la sociedad moderna están en la institución Uned consolidadas, cuando, por el contrario, la universidad debiera ser precisamente un espacio crítico de la sociedad moderna. Quizás por eso, irónicamente, sea también "la universidad del futuro", dada la atomización, ausencia de participación y falta de valores e ideas generados en común que caracterizan a la contemporaneidad. Desgraciadamente, la institución atomiza y hace de sus usuari@s súdbitos en los que la universidad parece no tener más lugar que en la particularización individual de las realidades parciales de las notas o los estudios.

Hay un primer problema por tanto, si los estudiantes estamos interesados tan sólo en aprobar las diferentes asignaturas o estamos también interesados en las condiciones sociales en las que el conocimiento es generado. Lo que nos remite a un problema mayor, la razón por la que la gente estudia o aprende. Si el deseo es únicamente el de obtener un título o satisfacer una inquietud personal, o si l@s estudiantes creemos que aprender ayuda a mejorar la sociedad en la que vivimos. Habría en principio que pensar en que, al estudiar en la Universidad Pública cada alumn@ debiera de tener más o menos claro que es la sociedad en su conjunto, no sólo a través de los impuestos sino también a través de unos valores, la que hace posible que una minoría pueda seguir unos estudios y completarlos. Lo justo sería pensar que los futuros licenciados devolverán, de algún modo, esa preparación y aprendizaje a la propia sociedad. Coherente con eso sería razonable pensar que, por ejemplo, sólo los licenciados en medicina por una universidad privada podrían ejercer en el “negocio sanitario”. Socialmente debiera no gustarnos que una persona formada en la universidad pública desee trabajar para la empresa privada. Sin embargo, ni en todo ni en parte se acepta ese compromiso y una gran masa de estudiantes se desentiende tanto de las condiciones de explotación de conocimiento, como de la supeditación de los medios de producción intelectual a los intereses de los grandes poderes. Muchos alumn@s van a la universidad simplemente para poder adquirir una capacitación profesional que permita a las empresas obtener mayores beneficios a costa suya. Luego la universidad deja de convertirse en un privilegio, que para dejar de serlo debiera de ser correspondido con un cierto compromiso con los valores positivos de la sociedad, para pasar a ser un centro gratuito (para las empresas) de formación de personal. En tal concatenación de intereses la mayoría de alumnes de humanidades somos prácticamente innecesarios, prescindibles, al igual que nuestros conocimientos, incluso los que tienen una formación científica o técnica amplia son relegados dado que hay la tendencia de adecuar cada vez más la formación académica a las labores concretas en las empresas. Tema este que, aunque se aleja del objeto del presente texto, debiera dar que pensar a la hora de reflexionar primero cual es el concepto que del ser humano tiene la ideología capitalista y cual es el futuro del ser humano una vez que el progreso tecnológico deja obsoleta su capacitación profesional o académica. En definitiva, lo colectivo en sus diversas manifestaciones no es una prioridad para las instituciones, ni siquiera deseable. La labor de las instituciones sistemáticamente se centra en individuar, particularizar y atomizar.